El 26 de febrero de 1910, el presbítero J. M. Guevara Carrera, fue destituido del Curato de la Catedral de Ciudad bolívar por su presunta participación en publicaciones hechas con “motivo de ciertas prédicas vulgares e inadecuadas al medio social donde vivimos”. Era lo que escuetamente decía sin muchos detalles el decreto de destitución que la feligresía bolivarense lamentó y hasta protestó porque el único “defecto” del joven sacerdote, si es que a eso se le puede calificar así, era su estado permanente de efervescencia y ello dentro de la comunidad le daba cierto papel protagónico.
El historiador Bartolomé Tavera Acosta fue uno de los primeros en reaccionar contra la decisión episcopal. Públicamente lo defendió y reforzó su defensa diciendo que era nieto del caudillo federal Juan Antonio Sotillo, anzoatiguense de muchas batallas sin recibir un rasguño, y sobrino del prócer de la Federación Santos Carrera, muerto en la Batalla de Orocopiche en 1890.
Este sacerdote de ascendencia humilde, a quien Monseñor Antonio María Durán sustrajo de las sabanas de Urica siendo todavía un mozalbete, demostró gran interés por la historia bajo la tutela de Bartolomé Tavera Acosta, desempolvando, acopiando datos interesantes y tratando de catalogar y poner en orden los más antiguos papeles de la curia.
Nativo de San Jacinto de Urica, distrito Freites del Estado Anzoátegui, experimentó vocación sacerdotal desde edad temprana, la cual materializó gracias a su encuentro accidental con el Obispo de la diócesis de Guayana, Monseñor José María Durand
J. M. Guevara Carrera contrajo con Monseñor Durán el compromiso de irse a su lado. Entonces lo abandonó todo, negocios, familia, solar nativo y viajó al encuentro de Ciudad Bolívar, donde lo aguardaba nueva vida. Monseñor le confirió todas las órdenes, hasta el Presbiterado, 17 de octubre de 1897, y desde entonces se entregó en cuerpo y alma al servicio de la Iglesia.
Siendo párroco de la Catedral le tocó pronunciar en la Catedral el discurso patriótico del primer centenario de la Independencia, 19 de Abril de 1910, y el mismo día el discurso de orden en la sesión solemne del Concejo Municipal de Heres con motivo de develarse los óleos de Monseñor Mariano Talavera y Garcés y el Pbro. José Cortés de Madariaga.
En febrero de ese año fue cuando el obispo de la Diócesis , Monseñor Durán, lo destituyó del curato de la Catedral. Entonces fue transferido, 18 de noviembre de 1910, a la Isla de Margarita, en calidad de Cura Vicario de La Asunción.
Cuando dejó el Orinoco el Padre Guevara Carrera fue despedido por la feligresía y sus amigos que eran muchos. Dejaba atrás también los trabajos por los cuales había luchado ante el Presidente del Estado, Arístides Tellería. Este gobernador había accedido realizarle algunos trabajos de reparación a la Iglesia Catedral consistente en pintura al óleo, lechada en el atrio, barandas y paredes exteriores así como la construcción con granzón y ladrillo picado, con capa de cemento romano, el piso de la entrada principal comprendido entre las gradas del atrio y la puerta mayor con longitud de 10 varas y 5 y medio de ancho.
Luego del conflicto entre Monseñor Durán con el Ministro de Relaciones Interiores, Dr. Cesar Zumeta, por la decisión del Gobierno de imponerle como auxiliar a Monseñor Sixto Sosa, el Padre Guevara Carrera pasó de Margarita al curato de la parroquia de El Pilar en Carúpano, patria chica de su amigo Bartolomé Tavera Acosta; de allí logró que fuese transferido a la parroquia de Soledad 1923-1935 para estar más cerca de su querida Ciudad Bolívar a la que retornó finalmente, ya en tiempo de Monseñor Miguel Antonio Mejía y en calidad de canónigo lectoral del Capítulo de la Catedral.
gran sacedote de la parte oriental de venezuela
ResponderEliminarinteresante articulo
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