miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Torre de acero


El 30 de junio de 1965, reseña que Ciudad Bolívar y Soledad estuvieron de júbilo porque empezaron a ver como realidad prometedora el anhelado Puente Angostura sobre el Orinoco.  La US Steel Internacional instalaba la Primera torre de acero de uno de los puentes colgantes más importantes del mundo.
            A ver en el propio sitio, muy cerca, la primera sección de la gran Torre, vino hasta el Embajador de los Estados Unidos, Maurice Beernbaun y, por supuesto, de Nueva York también vino expresamente el representante de la Steel International, señor H. Hont.
            Leopoldo Sucre Figarella. Ministro de Obras Públicas, era el anfitrión y estuvieron además el Presidente de la Orinoco Mining, Carl G. Hogedlg, acompañado de Luis Viteri Huerta; el Gobernador de Anzoátegui, doctor Rafael Fernández Padilla; el Presidente de la CVG, General Rafael Alfonso Ravard; el Comandante de la VI División de Infantería, General Ramón Audelino Moreno; el Gobernador Pedro Battistini Castro; el Secretario de Gobierno, Pedro Bertrán; el Presidente de la Asamblea Legislativa, Roger González; el Presidente edilicio, bachiller Noel Valery; el Arzobispo Juan José Bernal Ortiz; el obispo auxiliar, Tomás Márquez Gómez, el Presidente de la Cámara de Comercio, Abdenago Arjona Jugo y así continuaban en la lista otras personalidades de los EEUU, Caracas, Bolívar, Anzoátegui y Puerto Ordaz.
            El acontecimiento coincidió con la colada del primer millón de toneladas de acero de la Planta Siderúrgica del Orinoco.  La primera colada había ocurrido el primero de julio de 1962.  Sidor, el  Orinoco y su Puente eran temas del día, más cuando llegó la noticia de que el explorador británico Mrahnra Hambor acababa de culminar solitario en un bote de goma con dos motores fuera de borde de 18 HP, un recorrido por el Orinoco hasta río de La Plata en una navegación de 10 mil kilómetros.  Este mismo señor en 1958 había viajado en un jeep Land Rover desde el noroeste del Brasil hasta El Perú.
            El puente sobre  el Río Orinoco situado entre Punta Chacón (Edo. Bolívar) y Playa Blanca (Edo. Anzoátegui) es netamente carretero y del tipo mixto es decir, parte principal colgante metálica, tramos de acceso en concreto preten­sado y fundaciones de torres principales y an­clajes de los cables en concreto armado. El an­cho total del Puente es de 16,60 mts distribui­do en cuatro trochas de 3.65 mts., más dos ace­ras de 1.00 m. cada una. Las alturas libres en el canal de navegación son de 57 metros sobre el ni­vel de aguas mínimas y 41 metros sobre el nivel de aguas máximas.
            La longitud total del Puente entre estribos es de 1.678.5 metros de la cual la parte colgante tie­ne 1.272 metros con un tramo principal de 712 metros entre centros de torres. El resto está formado por los anclajes y los tramos de acceso. La parte central colgante constituye la unidad principal del Puente y lo coloca en orden de importancia como el primero de Sur América. La parte central es típica en su forma. como tantos puentes famosos mundialmente: "Verra­zano-Narrows", N: Y., "Golden Gate", en Cali­fornia, "Mackinac", Michigan, etc. Está constituido por un tramo central de 712 mts. de luz y dos tramos laterales de 280 mts. cada uno. Las dos torres metálicas donde se apoyan los cables tienen 119,20 mts. de altura sobre las bases y los dos cables tienen 47 cms de diáme­tro.
            Como dato curioso diremos que la longitud total de los alambres (0 5mm) que componen los cables es de 19.800 Km.        Ambos anclajes son de gravedad y construidos en concreto armado.(AF)

martes, 27 de noviembre de 2012

La Siderúrgica del Orinoco


El 7 de enero de 1956, la prensa nacional e internacional informa que el ingeniero Ferdinando Inocente, declaró en Roma recién llegado de Caracas donde firmó con los representantes del Ministerio de Fomento, un importante contrato para la instalación de una gran Planta Siderúrgica junto al río Orinoco, que este pedido representa para Italia la mayor operación económica de la historia en el plano de la exportación y para Venezuela la mayor operación después de los acuerdos petroleros con la América del Norte.
Sesenta días después, específicamente  el 23 de febrero comenzaron los trabajos de la Siderúrgica y para presenciar el inicio de las obras vinieron a Ciudad Bolívar los doctores Gaspar  Pestalozza, Aurelio Masseto y Fernando Grignolo, directivos de la Compañía Inocente, que obtuvo la buena pro. Al iniciarse los trabajos, fueron enganchados 130 obreros venezolanos además de 130 técnicos italianos que llegarían inmediatamente después.
A objeto de impulsar la instalación de la Planta y supervisar su construc­ción, el Gobierno creó el Instituto Venezolano del Hierro y del Acero, adscrito al Ministerio de Fomento, en sustitución de la Oficina de Estu­dios Especiales de la Presidencia de la República, pero en 1960 este Instituto quedó disuelto con la creación de la Corporación Venezola­na de Guayana que revisa el contrato con la Innocenti y decide elevar la capacidad de la Planta a 900 mil toneladas. Para entonces, la producción de hierro venezolano sobrepasaba los 20 millones de toneladas.
En 1961, la Planta Siderúrgica del Orinoco inició, progresivamente, la producción de arrabio en los hornos eléctricos de reducción, así como, la producción de tubos sin costura, al mismo tiempo que se inauguraban las operaciones de la Presa de Macagua I. La primera colada de acero se efectuó el 9 de julio de 1962 en presencia del Presidente de la Repúbli­ca, Rómulo Betancourt.
El primero de abril de 1964, la CVG creó la empresa Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) confiriéndole la operación de la Planta, administrada por una Junta Directiva compuesta de ocho directores principales con sus respectivos suplentes. Su primer presidente fue el ingeniero margariteño Argenis Gamboa Marcano.
Desde el inicio de su producción, la Planta Siderúrgica comenzó a en­frentar serios problemas de índole tecnológico y administrativo que uni­dos a la estrechez del mercado y a una baja en la demanda de tubería sin costura por parte de las empresas petroleras, retardaban la superación de los escollos iniciales de la puesta en marcha de una empresa de esa mag­nitud.
La existencia de estos problemas y la necesidad de entrar en un agresivo plan de ampliación de la capacidad de producción en materia siderúrgi­ca, con miras al aprovechamiento de las ventajas materiales de Vene­zuela dentro de la ALALC, impulsaron al Gobierno a tomar decisiones en este campo y al efecto se inicio un programa siderúrgico integral a largo plazo, que a la vez que ampliaba las líneas de producción permitía incorporar en un esquema general las ventajas de los ricos yacimientos de hierro en explotación, y la energía eléctrica barata que se había empe­zado a generar. Esto implicó inversiones anuales en el campo siderúrgi­co que entre 1969 y 1973 alcanzaron a 1.661.987 millones de bolívares.
Dentro de ese esquema general entró la nacionalización de la industria extractiva del hierro, el primero de enero de 1975, y la creación de Ferrominera Orinoco, empresa del estado venezolano encargada de co­ordinar y ejecutar los trabajos de extracción y manejo del mineral de hierro.
CVG - Ferrominera Orinoco, inició sus actividades el primero de enero de 1976, al concluir el proceso de nacionalización y traspaso de las ins­talaciones de la OMC. (AF)




lunes, 26 de noviembre de 2012

La Radio Bolívar de 1959


La Radio en el estado Bolívar en 1959 se reducía a Radio Bolívar y Ecos del Orinoco, ambas prácticamente desaparecidas o con nombres distintos operando en sus primitivas frecuencias con otros dueños.
El primero de octubre de 1959, la prensa local recordó el traspaso de Radio Bolívar de manos de su fundador Fitzí Miranda a las del “Catire Istúriz”, la cual comenzó bajo la dirección de José Antonio Fernández, sustituido luego por José Antonio Nicolás.
Como operador trabajaba entonces en esta emisora el veterano José Vicente Cardozo y como locutores (en la foto) Héctor Cristofini, Domingo Maestracci, Romelia Ramírez y José Antonio Nicolás. Ramón Aray laboraba como jefe de prensa; Petrica García, discotecaria; José Rafael Cabrera y Rafael Franco, operadores de sonido.
Radio Bolívar salía al aire con el programa “Alborada Criolla” en la que participaba el conjunto Típico del maestro Carlos Tomedes: a las 8, el Consejero Radial del Conductor, seguido luego por el Club 20320, El Correo de Guayana, Fantasía Musical, Fiesta Polar, Night Club Orinoco, Tardes Mexicanas y Caraquita Musical. Entonces la Emisora se identificaba así: YVJF 860 Kilociclos, Onda Larga y YVQE 3.345 kilociclos, onda corta.
Radio Bolívar, desde que Fitzí Miranda la endosó al “Catire” Isturiz, tuvo dos momentos estelares: primero cuando operó bajo la dirección de José Antonio Fernández y, posteriormente, dirigida por otro José Antonio (José Antonio Nicolás) a quien los citadinos preferían identificar como el “Turco” Nicolás, porque, al parecer, era descendiente de musulmanes turcos y además, un riguroso administrador que regateaba hasta el último centavo.
Hasta a mí me regateó lo que debía pagarme por el cotidiano programa “El Día de hoy en la Historia” y un resumen de noticias de la semana que como apertura del noticiero leía Héctor Cristofini, y el resumen semanal de noticias en la voz dominical de Romelia Rosales.
Esto fue ya por los años sesenta cuando el doctor Ricardo Hurtado, hablador como todo buen hispano, escribía diariamente en “El Bolivarense” siempre sobre tópicos económicos, especialmente en lo tocante al desarrollo industrial y energético que se avizoraba en la Zona del Hierro. Abogaba por San Félix y febrilmente por Ciudad Bolívar, en peligro de quedar a la zaga.
Evaristo Marín era el corresponsal de El Nacional y cultivaba a Ricardo Hurtado como fuente noticiosa verídica y segura por su estrecha conexión con las autoridades y gerentes de las empresas que estaban surgiendo en la confluencia del Orinoco con el Caroní. Ambos colaboraban con Radio Bolívar.
José Antonio Nicolás murió infartado, a Ricardo Hurtado se lo tragó la tierra y Evaristo Marín, quien se graduó conmigo y Rubén Ferrer Rosas en la Escuela de Comunicación Social de la UCV, aún sigue de Corresponsal de El Nacional, pero en Puerto La Cruz y Barcelona.
Después de José Antonio Nicolás, asumió la dirección Gabriel Aguilera Ordaz seguido posteriormente de Tomás (Chino) León; Jerónimo Méndez Rojas, Pedro Carreño Reyes, Luvén Rossi Vera, y Carlos Gómez Acero, ya la emisora en manos del cubano Orlando Castro, el “enfant terrible” de los seguros y la banca venezolana durante más de una década de los años 80 y principios de los 90. A consecuencia de la crisis financiera de las empresas de Orlando Castro, la Radio Bolívar pasó a poder del Fondo de Garantías de Depósitos (Fogade), que la vendió finalmente al empresario Tobías Carrero Nácar, dueño actual del circuito Venezuela y de Multinacional de Seguros.
Radio Bolívar permaneció en la calle Dalla Costa formando parte del Circuito Radio Venezuela, dirigida por Rosiel Velásquez, sustituida por el veterano Julio David Montaño hasta que en una madrugada aciaga le robaron los equipos y quedó la sede abandonada en cuyo zaguán despacha un relojero. Julio David Montaña continúa hacieno lo que él sabe hacer y le va muy bien en La Eléctrica de Monroy.  Se cree es el locutor publicista más destacado de la región. (AF)

La Radio en el 59

La Radio en el estado Bolívar en 1959 se reducía a Radio Bolívar y Ecos del Orinoco, ambas prácticamente desaparecidas o con nombres distintos operando en sus primitivas frecuencias con otros dueños.
El primero de octubre de 1959, la prensa local recordó el traspaso de Radio Bolívar de manos de su fundador Fitzí Miranda a las del “Catire Istúriz”, la cual comenzó bajo la dirección de José Antonio Fernández, sustituido luego por José Antonio Nicolás.
Como operador trabajaba entonces en esta emisora el veterano José Vicente Cardozo y como locutores (en la foto) Héctor Cristofini, Domingo Maestracci, Romelia Ramírez y José Antonio Nicolás. Ramón Aray laboraba como jefe de prensa; Petrica García, discotecaria; José Rafael Cabrera y Rafael Franco, operadores de sonido.
Radio Bolívar salía al aire con el programa “Alborada Criolla” en la que participaba el conjunto Típico del maestro Carlos Tomedes: a las 8, el Consejero Radial del Conductor, seguido luego por el Club 20320, El Correo de Guayana, Fantasía Musical, Fiesta Polar, Night Club Orinoco, Tardes Mexicanas y Caraquita Musical. Entonces la Emisora se identificaba así: YVJF 860 Kilociclos, Onda Larga y YVQE 3.345 kilociclos, onda corta.
Radio Bolívar, desde que Fitzí Miranda la endosó al “Catire” Isturiz, tuvo dos momentos estelares: primero cuando operó bajo la dirección de José Antonio Fernández y, posteriormente, dirigida por otro José Antonio (José Antonio Nicolás) a quien los citadinos preferían identificar como el “Turco” Nicolás, porque, al parecer, era descendiente de musulmanes turcos y además, un riguroso administrador que regateaba hasta el último centavo.
Hasta a mí me regateó lo que debía pagarme por el cotidiano programa “El Día de hoy en la Historia” y un resumen de noticias de la semana que como apertura del noticiero leía Héctor Cristofini, y el resumen semanal de noticias en la voz dominical de Romelia Rosales.
Esto fue ya por los años sesenta cuando el doctor Ricardo Hurtado, hablador como todo buen hispano, escribía diariamente en “El Bolivarense” siempre sobre tópicos económicos, especialmente en lo tocante al desarrollo industrial y energético que se avizoraba en la Zona del Hierro. Abogaba por San Félix y febrilmente por Ciudad Bolívar, en peligro de quedar a la zaga.
Evaristo Marín era el corresponsal de El Nacional y cultivaba a Ricardo Hurtado como fuente noticiosa verídica y segura por su estrecha conexión con las autoridades y gerentes de las empresas que estaban surgiendo en la confluencia del Orinoco con el Caroní. Ambos colaboraban con Radio Bolívar.
José Antonio Nicolás murió infartado, a Ricardo Hurtado se lo tragó la tierra y Evaristo Marín, quien se graduó conmigo y Rubén Ferrer Rosas en la Escuela de Comunicación Social de la UCV, aún sigue de Corresponsal de El Nacional, pero en Puerto La Cruz y Barcelona.
Después de José Antonio Nicolás, asumió la dirección Gabriel Aguilera Ordaz seguido posteriormente de Tomás (Chino) León; Jerónimo Méndez Rojas, Pedro Carreño Reyes, Luvén Rossi Vera, y Carlos Gómez Acero, ya la emisora en manos del cubano Orlando Castro, el “enfant terrible” de los seguros y la banca venezolana durante más de una década de los años 80 y principios de los 90. A consecuencia de la crisis financiera de las empresas de Orlando Castro, la Radio Bolívar pasó a poder del Fondo de Garantías de Depósitos (Fogade), que la vendió finalmente al empresario Tobías Carrero Nácar, dueño actual del circuito Venezuela y de Multinacional de Seguros.
Radio Bolívar permanece en la calle Dalla Costa, ahora formando parte del Circuito Radio Venezuela, dirigida por Rosiel Velásquez, recientemente sustituida por el veterano Julio David Montaño.

domingo, 25 de noviembre de 2012

La Gran Sabana de Ciudad Bolívar

Resultado de imagen para Imagen del Estadio Heres
El 25 de septiembre de 1946 el presidente del estado Bolívar, Fernando Guevara Manosalva, dispuso por decreto 122 se procediera a la construcción de un cementerio moderno en Ciudad Bolívar,  dado que el de Centurión prácticamente había llegado a su límite.  Para ello, el Concejo Municipal de Heres dispuso una parcela de tres hectáreas en la zona denominada “La Gran Sabana” de la ciudad y que lindaba con las tierras de Víctor Parra Zamora y Evencio Rodríguez.
Pero este cementerio moderno nunca pudo ser en ese lugar que era realmente una sabana que se extendía hasta el salto La Mariquita, pastizal de ganado atravesado por cursos acuíferos de la palma moriche. No pudo ser porque cuando se hicieron las primeras excavaciones se comprobó que el nivel freático o capa del subsuelo donde se acumulan las aguas de las correntías estaba en un nivel casi superficial.
El nombre de “La Gran Sabana” se fue desvaneciendo a medida que el urbanismo se extendió progresivamente hasta cubrir la zona y sobre todo porque la extensa planicie selvática del sur de Guayana de donde emergen los imponentes tepuyes, fue identificada con ese mismo nombre.
En vez del cementerio moderno en el lugar mencionado el gobierno del doctor Eudoro Sánchez Lanz en coordinación con el gobierno central levantó el actual Estadio Polideportivo Tomás de Heres luego que fuera demolido el decretado por Ovidio Pérez Ágreda en la avenida Táchira.
Como no fue posible construir el cementerio moderno, el presidente del estado, Fernando Guevara Manosalva, decretó la construcción de un edificio para almacenamiento y proveeduría general del estado. Tal es la llamada “Granja del Estado” en la zona de la Cruz Verde. Desde el 26 de agosto un frigorífico que fue instalado en terrenos del aeropuerto, para la carne de res beneficiada en el Matadero Municipal y la cual iba directamente a los mercados de Caracas. Los aviones hacían 2 y 3 viajes diarios llevando 10 reses en cada carga. La operación se hacía por cuenta del Banco Agrícola y Pecuario. Era la carne del ganado que en otros tiempos se vendía a Trinidad y Aruba. Todavía Guayana producía grandes cantidades de reses, no obstante que su ganadería era extensiva.
La zona rural tenía mucha vida, mucho más que la minera y la salud de los trabajadores del campo era especialmente atendida por lo que en los años 40 se llamaba “Médico de Ejidos”. De suerte que Ciudad Bolívar tenía para los años 40 un médico especialmente para atender los enfermos fuera del área urbana de la ciudad. Tal era el médico de ejido que para junio de 1946 era el doctor Manuel Silverio, quien había sustituido al doctor José A. Estrada. El tradicional médico de ejidos desapareció con el advenimiento de las medicaturas rurales y luego con las medicaturas flotantes, invento del doctor Héctor Bello cuando era médico jefe de la Unidad Sanitaria.
Los ambulatorios o medicaturas rurales flotantes cumplieron cabalmente su cometido por espacio de ocho años aproximadamente prestándoles servicio médico asistencial a todos los pueblos ribereños del Orinoco y el Delta. Nada mejor en esta materia se le había ocurrido a Sanidad; sin embargo el proyecto, ya lo ha dicho el doctor Héctor Bello, apenas se mantuvo durante ocho años, diríamos que por falta de mantenimiento de los motores centrales de las naves. Dado los continuos accidentes, los motores fueron sacados fuera de servicio y a ningún gobierno se le ocurrió reponerlos.
El ambulatorio flotante Agosto Méndez quedó para siempre varado en La Carioca y el Gabaldón corrió la misma suerte en Tucupita.(AF)

sábado, 24 de noviembre de 2012

La primera Chalana de hierro


El 13 de octubre de 1948, fue inaugurada la primera chalana de hierro que comenzó a surcar el Orinoco entre una y otra ribera. La construyó la sociedad Jorge Inatty y Del Valle Lugo, con capacidad para transportar hasta seis camiones. En el mismo lugar escogieron el nombre: “Inalugo” y fue bendecida antes de lanzarla al río por el Obispo Monseñor Miguel Antonio Mejía. Su construcción se inició en el sector de La Cerámica. Allí se soldó el casco para lo cual hubo que apelar muchas veces a técnicos soldadores de fuera, ex compañeros de Del Valle Lugo en compañías petroleras. Fue realmente una empresa arriesgada, difícil, debido no sólo a la falta de experiencia en construcciones navales sino por los insumos, equipos y recursos especializados que encarecía la circunstancia de la Segunda Guerra Mundial, realmente más desastrosa para la economía global que la Guerra del 14.
Esta primera chalana se autopropulsaba con dos motores Gray Marine, a los lados, lo que le permitía entrar de frente y salir hacia atrás sin las usuales maniobras de abordaje. Su primer Capitán fue Juan de Dios García Requena y posteriormente su hermano Eduviges Coraspe, popular por su llamativo vozarrón y gran sentido del humor.
Después de la Inalugo, la misma sociedad Inatty y Lugo construyó la segunda chalana, bautizada con el nombre de Santa Ana, patrona del barrio, al poco tiempo la sociedad se disolvió. Las dos chalanas fueron vendidas y estuvieron prestando servicio hasta naufragar en las aguas del río Apure.
Cuando a la “Inalugo” le rompieron la botella de champaña La Viuda en la proa, hacía seis días que el estado Bolívar estrenaba nuevo gobernador, Ángel Fariñas Salgado, en sustitución de Fernando Álvarez Manosalva, quien viajó a Caracas a ocupar la Dirección del Ministerio de Justicia.
Fariñas Salgado fue el último gobernador del trienio 45-48 en el estado Bolívar, por lo que sólo ejerció el poder regional durante 47 días debido al golpe de estado que derrocó al presidente Gallegos.
Apenas el flamante gobernador si tuvo tiempo para ver flotar la primera chalana de hierro en el Orinoco, que Jorge Inatty y Del Valle Lugo construyeron para trasbordar vehículos de una orilla a la otra del gran río. Le salía así anticipadamente un competidor a Alberto Minet, quien había venido de Francia traído por Antonio Levanti para construir igualmente chalanas metálicas en sustitución de las tradicionales barcazas de madera.
La chalana, a la que todo el mundo llamaba Ferry-boat, fue botada el 13 de octubre y dos días luego empezó la incertidumbre política cuando el Batallón Mariño Nº 9, a quien las mujeres adecas obsequiaron flores en la Plaza Miranda por su adhesión a la Revolución de Octubre, recibió la orden de trasladarse a Cumaná para dejar su cuartel al Batallón Pichincha Nº 14. Aquello no era más que un estratégico movimiento de piezas para lo que vendría después.
Los soldados del Batallón estrenaron la chalana de hierro que con el tiempo se fueron multiplicando con la llegada del francés Alberto Minet que prácticamente montó un Varadero en el puerto de La Trinidad (La Carioca) para sus construcciones navales.
Minet, quien se hallaba en Caracas, fue contratado por su paisano Antonio Levanti, quien operaba en una empresa de transporte fluvial en sociedad con Félix Tomassi y Enrique Planchart, para construir chalanas de hierro. De allí salió La Múcura, de 20 metros de eslora y con capacidad para 50 toneladas de carga. Esta chalana después de 13 años de navegación, naufragó por sobrecarga, el 27 de febrero de 1952, cerca de la Piedra del Medio.(AF)

viernes, 23 de noviembre de 2012

La coroba y el pezón de la mujer


Nota del profesor Miles Useche: Apreciado Américo, en tu sabrosa columna del domingo 18 de noviembre, relativa al fruto de la palmera conocida vulgarmente como Coroba, solo bastaría agregar dos pequeñas referencias, a saber:
1.- El raro carácter endémico del vegetal, que en palabras coloquiales significa que, sólo germina y crece en el ámbito geográfico del Municipio Cedeño del estado Bolívar. Por esas extrañas características de la naturaleza, ésta pareciera, GPS en mano ubicar la posibilidad vegetativa de esta especie sólo en los ámbitos del ya referido municipio guayanés. Muchas son las experiencias de instituciones que han intentado la resiembra y miles los deseos en ese sentido de los Coroberos (léase Caicareños) que hasta allende nuestras fronteras han llevado sus semillas, para al poco tiempo rumiar nuestra frustración (entiéndase que soy hijo de caicareña con caraqueño, nacido en Maracay), con la consabida frase de: “¿y esto por qué no nace...?” “Así son las cosas”.... diría el otro personaje.
2.- Son algunos componentes físico-químicos del suelo (granulometría y presencia de sodio y potasio en proporciones específicas), advertidos en la cuenca hidrográfica in situ, del río Cuchivero y extensivamente en la del río Orinoco que permiten la posibilidad germinativa exclusiva de la Jessenia Policarpa Sp., en ese querido territorio, el cual por extensión también nos proporciona cantidades suficientes de bauxita, sustancia indispensable para la obtención del aluminio (Al), pasando por placeres ya casi exhaustos de diamantes y minas inexplotadas del raro coltrán, que ya está generando suficientes, cuan inquietantes situaciones de codicia imperial. Con saludos fraternales y hasta una nueva oportunidad.
David Meigne Medina dice que la Coroba es como el pezón de una mujer… “El caso de la Coroba es que sus racimos son inclinados y sus frutos semejan “tetas” apretujadas que el aire besa en forma rutinaria, todas las noches y todos los días y los pezones erguidos, al igual que los senos de las respetadas y bellas paisanas caicarenses.
Por la ilusión de industrializar la Coroba han fracasado empresarios de buena fe, comprometidos con el Municipio Cedeño y sus parroquias y sobremanera con la Parroquia Caicara.
Y es que el fruto de la palmera contiene pulpa para la arepa, la mazamorra o natilla y almendras para el aceite de la comida nativa y quizás otros lubricantes que requieren inversión en la industrialización; lo mismo la palma para cobijar bohíos aldeanos, frescos y amen
El Bordón de Pérez Camejo: Agradecerle sobremanera, el gran aprecio y cercanía que tienes con la historia de nuestra Ciudad Bolívar, y en este caso con nuestra Marina Mercante Nacional tan maltratada y olvidada, y en especial por recordar varias veces a uno de los baluartes de esa materia en la zona como lo fue mi padre Abraham Pérez Camejo. Con Ud. hermano estaré agradecido de por vida por esos detalles que refrescan la memoria a tan estresada gente de hoy día, reciba Ud. mi más sincero saludo y agradecimiento, y en cualquier momento una reunión en ese patio tan grande como lo es Ciudad Bolívar no nos cae mal. Capitán Armando Pérez Rodríguez, el Bordón de Pérez Camejo
Liseth Martínez ha dejado un comentario sobre la columna “Ramón Cecilio Farreras”, felicitaciones. Soy docente de la UEBE Juan Bautista Farreras, del municipio Heres, y andamos en la búsqueda del rostro de nuestro profesor Juan Bautista Farreras, si puede apoyarnos en esta labor, mucho sabremos agradecer. Yo lo sigo, mil gracias.
Ysmery Tineo Toledo ha dejado este comentario en “Crisanto Mata Cova (1966-1986)”: Excelente información, agradezco si pueden precisar datos de año de construcción del II Seminario Diocesano de Cumaná, ubicado en la carretera Cumaná-Cumanacoa frente al colegio Padre Alcalá de la misma ciudad.(AF)

jueves, 22 de noviembre de 2012

La poeta Jean Aristeguieta


La poeta bolivarense Jean Aristeguieta (foto tomada en Delfos en 1978), fue objeto de un agasajo el 29 de mayo de 1952, en el Club Deportivo Social de Ciudad Bolívar por parte del gremio de artistas e intelectuales del estado, especialmente de la gente de Guasipati, donde nació el 31 de julio de 1925. Entonces tenía Jean 27 años y ya se reconocía como poeta venezolana consagrada. Hija de Simón Aristeguieta y Panchita Capella, Jean estudió junto con su hermano, el botánico Leandro Aristeguieta, en su pueblo natal y luego en Ciudad Bolívar junto con los fundadores e integrantes del grupo literario surrealista “Aureoguayanos” que tuvo como centro de reuniones la Plaza Bolívar, a donde de vez en cuando se asomaba el joven Jesús Soto, quien llegaría a ser pionero del arte óptimo universal.
Jean publicó sus primeros poemas en la revista Alondras del Ateneo de Guayana, fundada por la maestra y poeta Anita Ramírez y ya radicada en Caracas despunta con más soltura en las página de Lírica Hispana y diario El Heraldo que luego incorpora en sus primeros libros (1949) Abril y ciclo marino y Alas en el viento.
En Madrid (1967) donde estudió estilística y literatura antigua y moderna, fundó Árbol de fuego revista de poesía y crítica literaria cuyas ediciones continuarán en Caracas a partir del número 4.
Jean Aristeguieta ha trascendido con más de 40 obras, varias de ellas acogidas y traducidas al griego, francés, hebreo, inglés, italiano, ruso y portugués. Su poesía, fuera de sus libros, aparece comentada en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras. En 1979, Ediciones Ronda de Barcelona (España), publicó una Antología de su poesía (Ebriedad del delirio) preparada por ella misma pensando que “debe ser el poeta quien a lo largo de todos los ciclos asuma la responsabilidad de realizar la escogencia de su labor”.
En el prólogo de esta Antología, José Jurado Morales, exalta la personalidad viajera, tímida y hermética de Jean Aristeguieta, cuyo “ámbito poético es de tanta extensión y de tanta profundidad que al contemplarlo uno queda atónito”.
El crítico madrileño, José Camón Aznar, expresa que “hay en su poesía una ambición cósmica que la llena de grandes imágenes con hondura a la vez, metafísica y del más intenso naturalismo. Esta unión de pensamiento y metáforas da a la poesía de esta gran poeta una extraordinaria seducción”.
El escritor Raúl Gustavo Aguirre, de Argentina ve que Jean sigue dando lo mejor de ella misma a la poesía y que, por lo tanto, como Ella no defrauda jamás.
En 1956 Jean Aristeguieta escribió dieciocho poemas dentro de una misma unidad temática sobre su tierra Guasipati que comienzan así: “Dones son tuyos patria de mi nombre/ la rosa de pasión desesperada/ la armoniosa belleza de la lluvia/ El lienzo de luceros legendarios/ el verso de la brisa con las hojas/ la magia del sonido primitivo/ Comarca de aluviones y sonatas/ asomada al destino de la gracia/ Guasipati de luz por mis arterias/ Y viene de aguaceros y rocíos/ vienes toda de aromas impetuosos/ Oh fulgente hechizos sin fronteras/ Con piedras solitarias con aljibes/ con pájaros con lomas con abejas/ oh espejo en que me miro y me reflejo / De ardores en cohetes en centellas/ de plumas incitantes de leyendas/ oh cantera de invicta primavera/ De profundos metales de tesoros/ de substancias sedientas de milagros/ oh raíz de mi signo alucinado/ Por mi pecho te escudo y te venero/ en la corriente lívida desnuda/ del Cunurí con lapas y bejucos/ Por mi pecho trasciendes sentimientos/ con merey ardiente testimonio/ savia integral de mi abolengo sueño”. (AF)

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La iglesia San Isidro

Los bolivarenses de la Angostura del Orinoco fueron devotos de San Isidro, creo que ya en este tiempo no lo son, al menos como antes. Eran devotos desde el siglo dieciocho que fue introducida su imagen traída de España en un nicho de la casa que lleva su nombre, que entonces era una casa de campo montada entre rocas cuyos predios de crianza y sembradío se extendían hasta los cerros La Esperanza y del Zamuro.
De San Isidro era devoto el doctor Ramón Isidro Montes, rector del Colegio Federal de Guayana y fundador de los cursos de literatura, ciencias políticas, medicina y educación. Hasta un poema (quitilla) titulado “Canto Morichalero” (1876) le compuso en su día 15 de mayo al igual que lo hizo Lope de Vega en su tiempo: “Ya viene el 15 de mayo / Que es la fiesta del patrón / Pidamos una limosna / para que digamos todos / implorando su fervor”.
A lo largo de la que después fue Avenida Táchira, surgió un barrio con ese nombre de San Isidro donde realmente ocurría una fiesta patronal muy fervorosa cada año. Este barrio desapareció precisamente con la construcción de la avenida inaugurada en 1941 y ocupada sus laterales con hermosas quintas modernas, de Emilio Unceín, Alberto Liccioni, entre las primeras.
En la Casa de San Isidro estuvo funcionando el Orfanato Bolívar hasta el 6 de enero de 1957 que quedó solemnemente inaugurado el nuevo edificio del Orfanato Bolívar y de la iglesia San Isidro Labrador, culminación de un esfuerzo de la comunidad y la feligresía bolivarenses liderada por las Hermanas Catequistas de Lourdes. Los actos fueron amenizados por la Banda de la Escuela “Padre Jiménez” de Villa de Cura.
El Orfanato Bolívar abolió ese nombre y se acogió al de la Escuela Bolívar, Casa Hogar Madre Rita tomando en cuenta la opinión de sociólogos y educadores según la cual en los orfanatos no se encuentra ese verdadero calor del hogar, amor y ternura que sólo puede dispensar la familia.
El Orfanato Bolívar fue fundado el 25 de febrero de 1937 por monseñor Miguel Antonio Mejía, décimo obispo de Guayana y su sustituto, Casa Hogar Madre, funciona con otra modalidad, la de darle educación a las niñas que por cualquier circunstancia no pueden permanecer en el seno de la familia. Pueden ser huérfanas o no. Está conectada con la Escuela Bolívar, que se mantiene con 400 alumnos gracias a la voluntad pionera de la Madre Rita, ya fallecida y un grupo de religiosas encabezada por la hermana Mercedes María de Lourdes y la hermana Capriles que dicho sea de paso es licenciada en periodismo.
La madre Rita (escultura de María Teresa de Natera en la foto), india de Sinamaica, perteneciente a la Congregación de la Virgen de Lourdes, la trajo a Ciudad Bolívar, monseñor Mejía para dirigir la institución y aquí se quedó hasta la edad de 92 años cuando falleció y fue inhumada en la propia capilla del patrono San Isidro Labrador que vemos en la foto.
En cuanto a San Isidro Labrador se cuenta que era un santo madrileño nacido en el seno de una familia pobre. Trabajó en los campos y se hizo famoso entre los vecinos de Madrid por su piedad. Se le consideró santo desde su muerte, al parecer acaecida en 1130. Fue canonizado en 1622. Su biografía, obra de Juan Diácono (1261), fue puesta en verso por Lope de Vega en 1599 bajo la influencia de Torquato Tasso y Ludovico Ariosto en El Isidro, poema de excepcional belleza compuesto en quintillas octosilábicas. Su fiesta se celebra el 15 de mayo. (AF)

martes, 20 de noviembre de 2012

La iglesia de Guasipati




El 9 de enero de 1955, quedó inaugurada la nueva iglesia de Guasipati, capital para entonces del Distrito Roscio, que comprendía además los municipios foráneos El Callao, Tumeremo, El Dorado y Santa Elena de Uairén.
La nueva iglesia que venía a suplantar a la antigua en condiciones precarias, fue posible gracias al esfuerzo del padre Domingo Montiel con la colaboración del Gobierno regional y nacional.
La reconstrucción del templo duró cuatro años si partimos de 1951 cuando el cura párroco inició una colecta pública con ese fin, más tarde reforzada con aportes de los gobiernos de turno a instancias del Obispo de la Diócesis, monseñor Juan José Bernal Ortiz, quien estuvo presidiendo todos los actos comprendidos en el programa festivo de inauguración, desde el día 8 a las 6:00 de la tarde cuando fue recibido por la feligresía hasta todo el día siguiente que cerró con el Santo Rosario a las siete de la noche y la bendición del Santísimo Sacramento y una luminosa como estruendosa cohetería.
El padre Montiel, quien estuvo veinte años al frente de la parroquia de Guasipati fomentando la devoción por su patrona Nuestra Señora del Rosario, no sólo se ocupó de dejarle a la capital yuruarense una iglesia adaptada a sus necesidades y digna de la que en tiempos de la Colonia tuvo uno de los mejores conventos, sino que, fundó la Juventud Católica, la Escuela de catequistas y la Escuela Nocturna adelantada a los actuales programas de alfabetización.
Según indagación del licenciado Leopoldo Villalobos, cronista natural de Guasipati, antes que el padre Montiel, estuvieron al frente de la iglesia o parroquia, el padre  Dionisio de Curillas, 19 de septiembre de 1924 al 19 de abril de 1927; el padre Angel de Lieres. 2 de mayo de 1927 a febrero de 1930 y el sacerdotes Nicolás de Cármenes, 20 de mayo de 1930 a 14 de febrero de 1931.
Según Villalobos, el padre Montiel fue el sacerdote que mejor se integró a la comunidad y compartió sus vicisitudes y alegrías.  Se propuso y lo logró reemplazar la vieja iglesia por una más a tono con las exigencias de la feligresía. Corrió con la suerte de que el gobernador del Estado, doctor Eudoro Sánchez Lanz,  era nativo de Guasipati.
El padre Domingo Montiel era hispano. Allá comenzó a estudiar en el Seminario de Astorga, Provincia de León, y concluyó en el Seminario Interdiocesano de Caracas. Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1934. Así mismo, durante su actuación, demostró preocupación por diferentes problemas que afectaban la comunidad. Además de su reconocida labor en pro de la nueva iglesia, estableció la Acción Católica, una escuela para la formación de catequistas, reconocida como la única que existió en el Vicariato. Además, dirigió la Escuela Nocturna Estadal “Jacinto Lara” hasta el tercer grado durante diez años, que funcionaba en el despacho parroquial de la antigua iglesia considerado como el primer centro de alfabetización de adultos en la región
El padre Montiel se integró tanto que llegó hasta patear en Navidad la llamada “Bola de fuego”, no obstante la leyenda supersticiosa que se extiende por todo el llano venezolano, según la cual la tal bola responde a la maldición contra una mujer que cometió filicidio.
En Guasipati como en El Callao es tradición antes y después de oficiar el sacerdote la misa de aguinaldo, divertirse con la “Bola de fuego” que jóvenes patean por las calles hasta extinguirse. La bola es elaborada previamente con alambre y trapo, impregnada de kerosene. Posteriormente se sustituyó por el coco seco igualmente impregnado de kerosene. (AF)

lunes, 19 de noviembre de 2012

La Gaceta Eclesiástica

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La Gaceta Eclesiástica órgano de intereses religiosos que salía semanalmente todos los sábados bajo la dirección del Vicario Dámaso Cardozo, solía de vez en cuando criticar algunos errores, deslices o desafueros del Gobierno y por supuesto, siempre tenía su desmentido.  Así ocurrió cuando se metió con José Luis Mattei, siendo Tesorero General de Estado en 1947 durante el Gobierno de Fernando Álvarez Manosalva.
José Luis Mattei hacía carrera política dentro de las filas de Acción Democrática desde los mismos días de la Revolución de Octubre del 45 y llegó con el tiempo a ser Secretario General del partido y no obstante su carácter pacífico no dejaba de ser envuelto por la diatriba política en la que a veces metía su cuchara un sacerdote tan polémico como el Vicario Dámaso Cardozo que hasta preso estuvo en la Cárcel colonial de la ciudad.
            La Gaceta Eclesiástica vino a sustituir a La Nave que fue el primer periódico eclesiástico de la Iglesia, pero de vida efímera. La Gaceta era órgano propio de los intereses religiosos de Guayana.  Salió con su primera edición el 5 de septiembre de 1925 bajo la dirección y redacción de Monseñor Dámaso Cardozo y el Padre Rafael María Villasmil, sacerdotes ambos que vinieron del Estado Táchira acompañando al prelado de la Diócesis Monseñor Miguel Antonio Mejía.
            La Gaceta de ocho páginas, que en principio salía mensualmente en formato 31x22, se hizo semanario sabatino al precio de un bolívar a partir del 10 de enero de 1931 hasta el 8 de octubre de 1938 cuando comenzó a salir esporádicamente hasta la  muerte de Monseñor Mejía (1947)
            La edición 266 correspondiente al 10 de enero de 1931 que localizamos microfilmada en la Hemeroteca Nacional, registra la fundación del Seminario Cristo Rey (18 de enero de 1930),  “cuya silueta se destaca en el horizonte. Larguísima fachada en arco de círculo, orientado Este-Oeste formando 24 arcos ojivales.   Capillita de tonos rosado y azul pálido, verdadera joya de la arquitectura religiosa moderna.  En la Sala de reunión los retratos de todos los Obispos de Guayana”.
            Registra igualmente  la llegada de don Rómulo Gallegos a Ciudad Bolívar en el avión francés Late-28 en busca de material para la que será su novela de la selva, vale decir, Canaima.
            La edición del 13 de julio de 1935 trae un artículo del doctor José Gabriel Machado, padre de la poeta Luz Machado, sobre el origen de la Virgen del Carmen que se venera en la Capilla del Paseo Orinoco, entonces Paseo Falcón. Y la de abril de 1936 registra la muerte del sacerdote doctor Adrián María Gómez, nativo de Zaraza, graduado doctor en ciencias eclesiásticas en la Universidad de Guayana y quien llegó a ser  Vicario de la Diócesis.
            Ese mismo año de 1936, en septiembre el Padre Rafael María Villasmil fue designado Director de la Gaceta por haber sido nombrado el Pbro. Dámaso Cardozo, Provisor Vicario de la Diócesis.  Como administrador aparece José A. Coraspe.  Entonces el formato pasa de 31x22 a 45x32.
            El ascenso de Monseñor Dámaso Cardozo se produjo como respuesta al auto de detención dictado contra su persona por haber sacado de la procesión de Corpus Cristi a un ciudadano irreverente que iba con el sombrero calado.  El hecho causó consternación en la ciudad y trascendió nacionalmente.
            Monseñor Cardozo fue demandado y el Juez de Primera Instancia dictó auto de detención por el cual fue internado en la Cárcel  colonial, entre el Paseo Orinoco y la Calle Igualdad. “Con la Iglesia hemos topado”, dicen que exclamó Juan Vicente Gómez, y ordenó la libertad de Monseñor.(AF)
           


domingo, 18 de noviembre de 2012

La explotación de la coroba

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El 25 de septiembre de 1946 se dio el primer intento por explotar la coroba de la zona del Cuchivero por iniciativa del empresario Víctor M. Monasterios y Juan Marcos Gorrín.
Estos personajes contrataron con el Ministerio de Agricultura y Cría 20 mil hectáreas de tierras en la zona del río Cuchivero y registraron la empresa Guayana, para la explotación de productos agrícolas y pecuarios.
El proyecto estaba en principio dirigido a la explotación de 5 millones de kilogramos de oleaginosos, especialmente, coroba, con fines industriales de grasas y aceites.
Hasta entonces la coroba se creía que sólo servía como sustituto de la harina de maíz para la confección de la clásica arepa criolla. La arepa de coroba forma parte de los hábitos alimenticios de los habitantes del municipio Cedeño cuya cabecera es Caicara del Orinoco y el fruto es propio de una palmera que alcanza hasta más de diez metros de altura.
Coroba de la voz tamanaco Coroibe, según Henry Pittier es una palmera perenne y ofrece su fruto maduro durante buena parte del año, pero señaladamente los meses de abril y mayo. Últimamente se ha notado un gran interés por parte de algunas fundaciones y organismos del Estado, dirigido a tomar en serio lo que en el pasado intentaron, sin mayor éxito, algunos empresarios como Raimundo Aristeguieta y Víctor Maldonado.
Las investigaciones que recientemente se han divulgado sobre la coroba señalan una diversidad de productos que se podrían obtener industrializando el fruto de esa palmera conocida científicamente como Jessenia Polycarpa Karst. Se ha comprobado que del mesocarpio del fruto es posible obtener cierto tipo de aceite y otro de la propia semilla. Asimismo, harinas con diferentes contenidos grasos para elaboración del pan, carbón activado, jabones y hasta un combustible ecológico, además, claro está, de la arepa ya conocida así como la natilla. También es múltiple su uso en la artesanía.
La empresa “Guayana” que intentó industrializar la coroba fracasó al malogrársele por mal almacenamiento los primeros mil sacos del fruto que sacaron en una barcaza a través del rio Cuchivero.
La experiencia fue fatal y más nunca desde entonces se habló de la posibilidad de industrializar la coroba hasta que la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia se interesó por esta palma silvestre y patrocinó una investigación sobre las propiedades agroalimentarias que concluyó recomendado el desarrollo de un estudio orientado a definir su calidad nutricional puesto que comprobó que la harina de coroba es deficiente en proteína, lo que permite considerar la necesidad de enriquecerla como nutriente o incluirla en formulaciones acompañada de de materias ricas en proteínas.
Fundacite Guayana igualmente financió un estudio sobre este fruto emblemático de la flora del Cuchivero y al cual se le ha levantado una plaza y una feria en Caicara. Tal el “Proyecto Comba” que investiga los productos que se pueden extraer de la fruta.
Las investigaciones que se han hecho hasta hoy, han arrojado una diversidad de productos que se pueden obtener al procesar la fruta. El aceite del mesocarpio, el aceite de la semilla, las harinas con diferentes contenidos grasos para la elaboración del pan, carbón activado, jabones y hasta un combustible ecológico, son sólo algunos además de las tradicionales arepas, natillas y accesorios artesanales como llaveros y anillos.
Se habla también del beneficio económico que puede recibir el municipio Cedeño si se tecnifica paulatinamente el procesamiento, lo que por supuesto incidiría en una mejor calidad de vida de los habitantes de esta localidad, pero hasta ahora los estudios financiados no han podido materializarse en proyectos industriales efectivos. (AF)

sábado, 17 de noviembre de 2012

La Escuela de Música


El 13 de marzo de 1958, por decreto 57 del gobernador Horacio Cabrera Sifontes, dispuso la creación de la Escuela de Música “Carlos Afanador Real” bajo la dirección del profesor Fortunato Pascuale, músico y compositor, ex director de la Banda Dalla Costa y fundador de la Orquesta Sinfónica Infantil.
El nombre de la escuela fue sugerido por el profesor José Francisco Miranda, quien sucedería poco después a Fortunato en la dirección de la escuela trasformada después en la Fundación Conservatorio de Música.
Fue un homenaje en vida al por largos años Maestro de de Capilla de la Catedral, Carlos Afanador Real quien nació el 1 de diciembre de 1877 y falleció en su misma ciudad natal el 20 de diciembre de 1962, a la edad de 85 años.
Este insigne maestro de la música estudió en el Colegio Federal de Varones, donde se graduó de Bachiller en Filosofía el 13 de agosto de 1904 y dada su vocación musical sus padres lo enviaron a estudiar al Conservatorio de París donde se apadrinó bajo la dirección del maestro Teodoro Lack, director también del Teatro de Ópera y Maestro de Capilla de la iglesia Notre Dame.
Fue su profesor de armonía, instrumentación y composición el maestro Alberto Schneider. Se especializó en Música Sacra y dio su primer concierto en la iglesia de la Magdalena en el cual figuraba el Popule Meus del venezolano José Ángel Lamas. Entonces usó la batuta de ébano ribeteada de plata que su maestro Teodoro Lack le entregó en premio por su talento y brillante carrera.
En la Ciudad Bolívar del siglo veinte fue siempre bien venerado y respetado don Carlos Afanador, especialmente por su alumno José Francisco Miranda, como por los jóvenes del Alto Coro de la Catedral, entre quienes destacaron las sopranos líricas Carolina y Camila Dalla Costa de Beltrán, la Soprano Florinda Barazarte de Guntermann; Santiago Sosa Jiménez, Inesita de Plaza Ponte, Salvador Calogero, Juan Bautista Marcano, José Francisco Hernández, Juan Requesens, José Emázabal y J. M. Yélamo.
Anteriormente existió en Ciudad Bolívar la Escuela de Música, Declamación y Canto “José (Pepe) Mármol” creada el 15 de septiembre de 1936, por el Presidente del Estado, doctor José Benigno Rendón.
Mármol fue director de la Banda del Estado cuando ésta en 1875 llevaba el nombre de “Piar”. Asimismo de la Banda Marcial Alcántara. Según el profesor José Ángel Viña Bolívar, especialista en musicología latinoamericana, José Mármol y Muñoz, nacido en Angostura el 20 de abril de 1825, fue el primero de los directores de bandas de cuya vida existen testimonios documentales y hemerográficos importantes.
Cuando fue creada la Escuela de Música Carlos Afanador Real, acababa de ser derrocada la dictadura del general Maros Pérez Jiménez, y el Gobierno nacional como local afincaban su gestión transitoria en el sistema educativo. Así, el 19 de febrero la Junta de Gobierno presidida por el Wolfgan Larrazábal decretó varios establecimientos educacionales para el Estado Bolívar, entre ellos, para Caicara, Guasipati y Ciudad Bolívar con capacidad para 600 alumnos; escuelas para Tumeremo y Santa Elena de Uairén para 400 alumnos; La Urbana, 200; San Félix y Upata sendas escuelas con capacidad para 400 alumnos.
La Junta Patriótica presidida por el doctor Domingo Álvarez Rodríguez y el doctor Pedro Battistini Castro en calidad de secretario, solicitó y al efecto fue decretado por el gobernador Horacio Cabrera Sifontes el Escalafón Magisterial, desde entonces los maestros dependientes del Estado gozan de ese estatuto que permite al docente ascender dentro del campo magisterial conforme a su antigüedad o años de servicio, profesionalización y méritos.(AF)

viernes, 16 de noviembre de 2012

Escuela de Artes Armando Reverón


El 13 de marzo de 1958, el gobernador Horacio Cabrera Sifontes para complementar la Escuela de Música Carlos Afanador Real, creó la Escuela de Artes Plásticas Armando Reverón que tuvo como sede inicial un inmueble de la calle Dalla Costa, propiedad de Jorge Azis. Posteriormente la Escuela de Artes Plásticas fue mudada a la casa donde nació y fue asesinado el prócer Tomás de Heres.
Director fundador fue el pintor caraqueño López Vega, seguido posteriormente por Marcos Silva Arnay y finalmente Omar Granado nacido en Tumeremo y graduado en la Cristóbal Rojas de Caracas de donde egresó junto con Francisco Salazar. “El indio” Guerra, Gladis Meneses, Carlos Almenar y Teresa Calderón.
La Escuela de Artes Plásticas Armando Reverón apenas permaneció seis años, es decir, hasta el gobierno de Pedro Battistini Castro, quien decretó su cierre en 1964 porque enemigos de la escuela le metieron en la cabeza que la misma era un nido de extremistas. Eran tiempos de la lucha guerrillera. Desde entonces data la ausencia de Omar Granado quien fue absorbido por la Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo. Posteriormente por la Universidad de los Andes.
Profesor de la escuela en la disciplina de escultura, fue José Rosario Muñoz, quien terminó casándose con la secretaria y estudiante de la misma escuela Noris Josefina Bacadare, hermana del pintor Mario Bacadare, quien continuó sus estudios en Francia y finalmente se radicó en Japón. José Rosario Muñoz falleció enervado por la leucemia. Goncalve impartía las clases de cerámica, mientras la de pintura, grabado y diseño los profesores Tomás Peñalver, Pedro Báez y Oswaldo Páez, entre otros.
Ciudad Bolívar no volverá a tener espacio oficial para las artes plásticas sino en 1966 cuando fue creado el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (Inciba), que estableció en la ciudad un Taller Libre de Arte bajo la dirección del pintor y poeta Dámaso Ogaz. Asimismo una librería a cargo de la periodista Luisa Barroso, quien inauguró una Galería de Arte en conexión con el taller.
El Inciba fue decretado con autonomía y patrimonio propio y distinto del Fisco Nacional, adscrito al Ministerio de Educación. Su fin era unificar y coordinar la acción cultural del Estado. No permaneció mucho tiempo, pues en 1972, con el propósito de relevar al Ministerio de Educación de las obligaciones del Inciba, el Instituto de Investigaciones Científicas, el Instituto de Deportes y otros organismos culturales y deportivos de Venezuela, fue creado el Ministerio de la Juventud, la Ciencia y la Cultura y finalmente en 1975, el Consejo Nacional de la Cultura, Conac. Estos cambios obligó al Ejecutivo a hacerse cargo del taller a través de la Dirección de Cultura.
Omar Granado, nacido en Tumeremo el 17 de mayo de 1938, último director de la Escuela Armando Reverón, acentuó su vida de artista en la docencia, lo cual le impidió una obra más densa y extensa. Cezanne lo impresionó en sus primeros tiempos, pero luego ha sido un constante sortear entre el fovismo, el informalismo, el expresionismo y la nueva figuración con la cual ha pretendido exaltar mitos y leyendas. Al fin y al cabo el es de la tierra de los mitos y las leyendas de los cuales se empapó y nutrió cuando andaba pegado de las faldas de su madre por los placeres diamantíferos de la Faisca, Surucun, Paraitepui, Urimán, Icabarú, Santa Elena y todos esos meandros y recodos de la Gran Sabana. Su madre muerta recientemente en Mérida estuvo 40 años en las minas haciendo comidas, levantando ranchos, batiendo suruca y traspasando a pie las fronteras.(AF)

jueves, 15 de noviembre de 2012

La creación de Sidor


El primero de abril de 1964, la Corporación Venezolana de Guayana constituyó la empresa CVG-Siderúrgica del Orinoco, C. A. (Sidor) confiriéndole la operación de la planta existente. La empresa comenzó a ser administrada por una junta directiva comprendida por ocho directores principales y sus suplentes. Su primer presidente fue el ingeniero margariteño Argenis Gamboa quien posteriormente sustituirá al General Rafael Alfonso Ravard en la presidencia de la CVG.
Los antecedentes de esta empresa del Estado que pasó después a las manos de un consorcio latinoamericano privado, se sitúan a partir de 1926 cuando se descubren los yacimientos de mineral de hierro en el Cerro El Pao y los del Cerro La Parida en 1947.
En 1951, a raíz de estos descubrimientos, se constituye el Sindicato Venezolano del Hiero y del Acero para iniciar los estudios preliminares con miras a la instalación de una industria siderúrgica en el país. Tres años después, el gobierno tomó la decisión de construir una Planta Siderúrgica en Guayana y al efecto creó la Oficina de Estudios Especiales de la Presidencia de la República y a la cual se encomendó, entre otros, el Proyecto Siderúrgico.
En 1955, el gobierno suscribió un contrato con la firma Innocenti, de Italia (Milán), para la construcción de una planta siderúrgica con una capacidad de producción de 560.000 toneladas de lingotes de acero que fue posteriormente modificada. La construcción se inicia en 1957 bajo la tutela del Instituto Venezolano del Hierro y del Acero hasta el primero de abril de 1964 que la planta se constituyó en la CVG-Sidor.
En 1961, la Planta Siderúrgica del Orinoco inició, progresivamente, la producción de arrabio en los hornos eléctricos de reducción, así como la producción de tubos sin costura, al mismo tiempo que se inauguraban las operaciones de la Presa de Macagua I. La primera colada de acero se efectuó el 9 de julio de 1962 en presencia del presidente de la República, Rómulo Betancourt.
El primero de abril de 1964, la CVG creó la empresa Siderúrgica del Orinoco (Sidor) administrada por una junta directiva Pero desde el inicio de su producción, la Planta Siderúrgica comenzó a enfrentar serios problemas de índole tecnológicos y administrativos que unidos a la estrechez del mercado y a una baja en la demanda de tubería sin costura por parte de las empresas petroleras, retardaban la superación de los escollos iniciales de la puesta en marcha de una empresa de esa magnitud.
La existencia de estos problemas y la necesidad de entrar en un agresivo plan de ampliación de la capacidad de producción en materia siderúrgica, con miras al aprovechamiento de las ventajas materiales de Venezuela dentro de la Alalc, impulsaron al gobierno a tomar decisiones en este campo y al efecto se inicio un programa siderúrgico integral a largo plazo, que a la vez que ampliaba las líneas de producción permitía incorporar en un esquema general las ventajas de los ricos yacimientos de hierro en explotación, y la energía eléctrica barata que se había empezado a generar. Esto implicó inversiones anuales en el campo siderúrgico que entre 1969 y 1973 alcanzaron a 1.661.987 millones de bolívares.
Dentro de ese esquema general entró la nacionalización de la industria extractiva del hierro, el primero de enero de 1975. La industria fue vendida a consorcios privados durante el segundo gobierno de Rafael Caldera porque según informes del Ejecutivo, arrojaba “pérdidas al Estado”, el gobierno de Hugo Chávez anunció en abril de 2008 una renacionalización que la ha sumido en una terrible crisis.(AF)

martes, 13 de noviembre de 2012

La Múcura y el monstruo


El 27 de febrero de 1952, a la 1:50 de la tarde, naufragó entre la Isla de El Degredo y la Piedra del Medio, la chalana “La Múcura”, perteneciente a la flota de “Transporte Fluvial” de don Antonio Levanti.
“La Múcura” prestaba el servicio de Soledad a Ciudad Bolívar y viceversa, transportando vehículos con carga y pasajeros. Toda de acero, con capacidad para 80 toneladas de carga, había sido construida por el armador Alberto Minet, en su varadero de La Trinidad en el sector de La Carioca.
Se promocionaba como una chalana rápida, segura y cómoda. Sin embargo, naufragó aparatosamente en pleno martes de carnaval transformando el jolgorio de esa tarde en consternación y duelo.
La chalana había despegado de Soledad transportando 2 camiones, Zorra, cargados de Palas Mecánicas, para una compañía naviera; 2 choferes, 2 ayudantes, un pasajero y la tripulación compuesta por el capitán Efraín Navarro y los marinos Santos Salazar, Daniel Guevara y Daniel Vásquez; el conductor de uno de los dos camiones zorra, Octavio González, el pasajero Ramón Jaime; el ayudante Medardo Malavé, y el conductor de la otra gandola, Vicencio Verdú. Este último desaparecido junto con el ayudante de Octavio González.
Las pérdidas fueron estimadas en 500.000 bolívares. La Múcura había sido fabricada en el Astillero La Trinidad de Alberto Minet. Tenía 20 metros de eslora, con calado de 0,87 metros y capacidad para 50 toneladas, además de 141 metros cuadrados disponible para carga. Su casco de acero estaba soldado con planchas de 1/4 pulgadas.
Virtualmente la barcaza se hundió por exceso de peso, pero el accidente dio pábulo a la antigua leyenda según la cual había sido atrapada por un supuesto monstruo, o hidra de siete cabezas, que mora bajo la Piedra del Medio.
El cuento viene desde muy lejos, desde que los indios habitantes de las costas, tal vez los Arucas o indios zapoaros, tratando de explicarse el fenómeno periódico de las crecidas y bajadas del río, terminaron por atribuirlo fabulosamente a la existencia de a una criatura que absorbía y vomitaba las aguas paulatinamente cada seis meses y que con el tiempo los guayaneses lectores de la mitología griega le agregaron siete o nueve cabezas como las de la famosa hidra que habitaba en los pantanos de Lerna y que fue estrangulada por Hércules.
De manera que la Piedra del Medio como Escila y Caribdis, de las famosas Rocas Erráticas, que estremecieron las naves de Ulises mientras navegaba de regreso a su lejana y amada Itaca, también, según la leyenda contemporánea, tiene su monstruo o, según la leyenda indígena, una descomunal culebra de siete cabezas que succiona el agua del río dando lugar a peligrosos estiajes o reflujos. Ese succionar cuando el monstruo está muy sediento, es capaz de absorber como tromba todo cuanto se acerque por las inmediaciones de la Piedra, bajo cuya base el monstruo tendría su guarida. Ello explicaría la desaparición de curiaras, nadadores, pescadores y hasta esta chalana “La Múcura” del que fue transporte fluvial de Levanti que vemos en la foto. Este accidente fluvial acaecido un martes de carnaval vino a reforzar la creencia y dar pábulo a la imaginación popular tan sensible a las homéricas fantasías de la Odisea.
Lo cierto es que al oriente de la Piedra existe una fosa de 150 metros de profundidad que cuando el río está crecido desarrolla una descomunal fuerza de gravitación capaz de atraer hasta una chalana de 50 toneladas como la armada en el varadero de La Trinidad (La Carioca) por el ya extinto Alberto Minet. (AF)

lunes, 12 de noviembre de 2012

Clínica Cuenca Primera fundada en Ciudad Bolívar


CLÍNICA CUENCA PRIMERA FUNDADA  EN BOLÍVAR
El 16 de noviembre de 1953, la Clínica Cuenca, primera fundada en Ciudad Bolívar en 1946, fue objeto de una reestructuración total conforme a los adelantos de cirugía y medicina, por el doctor Manuel Siverio, junto con el doctor Ramón Flores, de nacionalidad cubana, quien por no tener revalidación de su título trabajaba como técnico radiólogo.
Constituían la clínica, además de Manuel Siverio, en calidad de director especializado en cirugía, partos, y ginecología, los doctores Héctor Noel, traumatólogo cirujano; Aquiles Granadillo, medicina general y partos; Abel Sifuentes, medicina y cirugía general; Humberto González Peralta, medicina general, otorrinolaringología y laboratorio. Posteriormente se incorporaron los doctores Francisco Battistini, Felipe Álvarez Manosalva y Elías Inatty.
La clínica Cuenca, ubicada en la Calle Dalla Costa 63, conectaba a través de la calle Porvenir con el hotel Roma. Estaba dotada de salas de cirugía general y traumatología, clínica obstétrica, rayos x, fisioterapia, electro cirugía y electrocoagulación, rayos ultravioleta, infrarrojos, nieve carbónica, diatermias de onda corta, cámara de oxigeno, metabolismo basal, masaje vibratorio, seis camas para hospitalización y dos enfermeras.
Su fundador Manuel Siverio fue un incasable trabajador de la medicina de la cual se escapaba a ratos y definitivamente después de su jubilación para darle rienda libre a su vocación de músico. Falleció en 1996 a la edad de noventa años, pues había nacido en Ciudad Bolívar en 1907. Se graduó de médico cirujano en 1936 en Caracas (UCV) y antes de establecerse sólidamente en Ciudad Bolívar, vivió y ejerció la medicina en Mérida y Barquisimeto, donde se destapó como músico recorriendo todos los pueblos, Guasipati, El Callao, y Upata. Fue director de asistencia social del gobierno del estado, cirujano del hospital, médico legista, médico de la Guardia Nacional, médico radiólogo del hospital central del Ipasme. Prestaba servicios en el Ruiz y Páez cuando recibió la jubilación tras 43 años de ejercicio profesional.
Además de profesional de la medicina, practicaba con estudio y devoción las artes del sonido. Ejecutaba la bandolina, el cuatro, la guitarra y preferentemente el violín en agrupaciones filarmónicas, como la orquesta típica Angostura, al lado de veteranos como Nicanor Santa María, Ramón Hurtado, Julián Aponte, Juan Gonzales, Luis Limardo, Celestino y Carmito Gamboa, Telmo Almada, Planchart, Pepe Flores, Chucho Reyes Jiménez y Marcos Ortiz.
Solía decir, antes que médico fui y soy músico. Prefería el violín por ser instrumento bastante expresivo “es el instrumento que capta el alma y los sentimientos más profundos”.
Todos los fundadores de la primera Clínica privada que tuvo Ciudad Bolívar -la Cuenca-, han muerto. El último de ellos fue el pediatra Elías Inatty, quien falleció a la prologada edad de noventa años. Fue médico, educador, político y poeta. Fundador de la cátedra de pediatría de la Escuela de Medicina de la UDO, Premio Nacional de Pediatría y pionero de la fototerapia en Venezuela. No fue músico, pero le gustaba la música, especialmente la que ejecutaba su esposa Lolita en el órgano en dúo con la poeta Velia Bosch y la que ejecutaba con su guitara su compañero de infancia y juventud el Maestro Jesús Soto.
Por su parte, Francisco Battistini, otro de los puntales de la primer Clínica de Ciudad Bolívar, fue también fundador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente, la cual inició en Ciudad Bolívar con 80 alumnos de los cuales sólo diez llegaron a la meta. Estudió y se graduó en París y destacó en la especialidad de Dermatología. Ensayó durante su ejercicio un tópico antimicótico que patentó y sacó a la venta un laboratorio norteamericano. Fue un médico inclinado por las artes plásticas. (AF)